[vc_row css_animation=»» row_type=»row» use_row_as_full_screen_section=»no» type=»full_width» angled_section=»no» text_align=»left» background_image_as_pattern=»without_pattern»][vc_column][vc_column_text]Típico día «gris», te has levantado sin muchas ganas, vas al trabajo con menos ganas aún, te metes en el atasco y eso no hace que te aumenten las ganas. Llegas más o menos cerca de tu trabajo y aparcas, sales del coche y te vas cruzando con gente en uno de esos días en los que te preguntas qué estás haciendo día a día con tu vida y si vivir se resume a domir, trabajar, madrugar y comer…..y de repente, entre todas esas caras que te vas cruzando, hay una de ellas que te llama la atención y que te que sonrie. Y ahí, justo ahí, aparece la magia que lo cambia todo, el gris plomizo se ha convertido en un brillante sol dorado. Y sin saber porqué tu también sonries. Y todos esos pensamientos densos que te acompañaban desaparecen. Ese pequeño gesto, ese pequeño instante cambia tu día.
No hay nada más transformador y mágico que la sonrisa, es capaz de transformar tus emociones. Eso no quiere decir que no te puedas permitir estar triste, ni mucho menos, pero una cosa son emociones puntuales y otra muy diferente es acomodarte en el hastío y en el mal humor. Cada gesto que hacemos, cada movimiento tiene un impacto en nuestra mente, y ésta afecta a nivel psicofísico, a nuestras ondas cerebrales, la respiración y como no las emociones. Las sonrisas son capaces de tocarnos el corazón, de desnudarnos el alma. La sonrisa de un niño, la sonrisa de un bebé, la sonrisa de un abuelo, la sonrisa de una madre o de un padre, la sonrisa de los amigos y la sonrisa de quien amas, cada una de ellas tiene un mensaje y un efecto en nosotros. Pero incluso las sonrisas de seres perfectamente desconocidos con los que nos cruzamos en nuestra vida y que son capaces de hacernos sentir renovados y alegres, generando un profundo impacto en la forma de tomarnos las cosas, de cambiarlas de color y de provocarnos una sonrisa.
¿No os ha pasado de tener que hacer gestiones de mostrador en mostrador, que quien te atiende es alguien muy distante, incluso hasta un poco rudo y que cuando les sonríes, algo sutil cambia y todo parece ir mucho mejor?
Deberíamos incorporar la sonrisa a nuestras rutinas, lo primero es sonreírnos a nosotros mismos, somos los primeros en merecernos esa sonrisa, y después ir regalando sonrisas, si has recibido una buena respuesta sonríe, si por el contrario no te han tratado bien sonríe, sonríe todo el tiempo posible, y sé consciente de que estás sonriendo. Es un pequeño regalo que tiene enormes beneficios para uno mismo y para los demás. Va a mejorar nuestra vida, nuestra actitud, la actitud de los demás, libera endorfinas, mejorará la autoestima, la empatía. Así pues: a sonreir!!!! y que nos duela la cara de sentirnos felices y alegres.
Experimenta por ti mismo cuanto de magico puede llegar a ser sonreir.
«Son necesarios cuarenta músculos para arrugar una frente, pero sólo quince para sonreír». Swami Sivananda[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]
0 comentarios