Habitualmente asociamos a los ángeles y arcángeles con la religión, por lo que las personas que no son afines a ella pueden sentirse alejadas de estas figuras amorosas.
Además, se les ha asignado un aspecto y un lugar en nuestras vidas muy alejados de su esencia real.
Te invito a que leas y acojas en tu corazón las palabras del Arcángel Anael, unas palabras que nos acercan a las energías amorosas que habitan en esa esfera de conciencia y amor a la que hemos denominado tradicionalmente «ángeles».
Gracias, amado Anael, por elegirme como canal esta vez.
Heme aquí, soy Anael, así es como hoy me presento ante ti.
Mi esencia, mi vibración, se establece en aquello que denomináis reinos arcangélicos.
Somos muchos más de los que conocéis y a los que habéis podido poner nombre.
Nuestra energía, la vibración de nuestra esencia, nos ayuda a aligerar vuestros pesos, vuestros condicionamientos, vuestros recuerdos dolorosos.
Nuestro servicio a la humanidad no es tanto de entrega de sabiduría, entendida ésta como conocimiento, sino que estamos más orientados a aligerar vuestros caminos de una u otra forma. Bien sea iluminándoos, envolviéndoos con amor, proporcionándoos protección, alivio, alegría.
A veces transformamos vuestros entornos momentáneamente para que podáis ver más allá y reconectar con quiénes sois.
Siempre estamos a vuestro lado.
Formamos parte de esa esfera energética en la que las cualidades inherentes a La Fuente se expresan con mayor pureza, sin filtros, y es eso, lo que pretendemos acercar a vuestra encarnación, para que recordéis que vosotros también sois La Fuente.
Para que recordéis que poco importa las máscaras que hayáis adoptado, que no son importantes los comportamientos, sentimientos o pensamientos que hayáis tenido en algún momento o que estéis experimentando justo ahora, porque son sólo vuestra herramienta para comprender lo que NO sois y así recordar lo que SÍ habita en vuestro corazón.
Vuestro libre albedrío no nos permite actuar tanto como quisiéramos. Sólo si nos dais permiso os ayudaremos de manera personal y única en vuestro caminar.
No obstante, trabajamos de manera incansable para Gaia y, por tanto, de manera indirecta para toda la humanidad en su conjunto.
Rodeamos todo el campo energético de nuestra amada Gaia con la vibración más pura que podemos manifestar, con la vibración más clara de cada una de las cualidades de La Fuente misma.
Eso hace que la energía de baja vibración que emitís la humanidad a través de vuestros comportamientos inarmónicos, a través de vuestros pensamientos y emociones alejados del amor, puedan ser equilibrados, disueltos en su mayor parte.
De esa manera podéis existir y experimentar en un entorno menos denso, más libre y ligero que aquel en el que viviríais si nosotros, y otras tantas esferas de conciencia amorosas, no estuviéramos sosteniendo a Gaia y a cada uno de vosotros cuando lo necesitáis y así lo requerís.
Las religiones han dado una imagen de nosotros y de La Fuente alejada de la realidad.
Para que vuestros mentales lo entiendan y nos conozcan nos ponen alas y coronas en la cabeza.
En realidad, somos un halo, un suspiro, un soplo que lleva la vibración especial y particular de cada uno de nosotros, de aquello en lo que se ha especializado cada uno de nosotros.
Podéis imaginarnos como deseéis pero prestad atención a vuestras creaciones mentales para que no nos idealicen, para que no nos alejen y nos sitúen en un entorno fuera de vosotros, separados de vosotros, superiores a vosotros.
Cada uno de nosotros tiene su posición en la creación, única, especial e indispensable para el resto. No superior, no inferior.
Todos nacimos del mismo punto, del Amor Universal, y a él regresaremos todos en algún instante de algún presente.
Por tanto, amado hermano, amada hermana, siéntete Yo Mismo, de la misma forma que Yo Soy tú mismo y tú misma, manifestando una parte de la creación única y especial.
De la misma forma que yo sirvo a la humanidad, igual que todos mis hermanos de esfera de conciencia, la humanidad nos sirve también a nosotros mostrándonos la experiencia, mostrándonos una parte distinta de la creación.
Todo lo creado es perfecto y es parte de La Fuente, todo lo creado tiene un sentido y un propósito aunque a veces os cueste comprenderlo.
Decidisteis un día valientemente experimentar aquello que conocíais conceptualmente.
Decidisteis valientemente olvidarlo todo cada vez que encarnáis para intentar recordar a través de la experiencia. Y cada vez que recordáis crecéis, y crecemos nosotros con vuestro aprendizaje.
Así pues, no sintáis vergüenza en pedirnos auxilio, sostén, compañía, consejo o amor, porque cuando os lo damos nos lo damos a nosotros mismos, cuando os apoyamos nos apoyamos a nosotros mismos, y así entre todos tejemos una red de experiencia y conocimiento, de amor y sabiduría, de paz y libertad que poco a poco irá sosteniendo a toda la humanidad y por tanto a todo el Universo.
Porque hermanos míos, si vosotros crecéis todo el Universo crece.
Cuando penséis en nosotros o en cualquier ser que pertenezca a estas esferas evolutivas, a estas esferas de conciencia a las que habéis decidido denominar “ángeles”, pensad en nosotros como una sutil brisa que porta consigo todo lo que necesitáis en ese momento.
Yo, Anael, vibro en la esfera de conciencia más cercana al Amor Incondicional y a la alegría de existir.
Si en algún instante necesitas un abrazo sincero en el corazón, un impulso para vivir desde la alegría, desde la diversión, piénsame, siénteme en ti, en lo más profundo de tu ser, de tu corazón.
No sólo yo estaré ahí, lo harán también mis hermanos, los que trabajan conmigo en ese nivel vibratorio, en esa esfera de conciencia.
Os amo, desde siempre, hasta siempre.
GRACIAS GRACIAS GRACIAS.
A tí por abrir tu corazón. Bendiciones!