Mucha gente me pregunta qué es meditar, porque hay muchas dudas con respecto a la meditación, y muchos falsos mitos. Meditar no es poner la mente en blanco, meditar no es la fórmula mágica para que desaparezcan tus problemas, meditar no es sentarte en postura de loto y quedarte 90 minutos.
Meditar es llevar tu atención donde tu quieres. En la línea de lo que puede ser mindfulness que es atención plena. Y meditar no se aprende de la noche a la mañana, meditar es un proceso largo, constante, paciente, que te aporta multitud de beneficios. Tales como paz interior, aprender a gestionar de una forma más positiva las emociones, nos ayuda a pensar antes de actuar, nos lleva a nuestro centro, nos ayuda a equilibrarnos, a conocernos, a querernos, a saber escuchar los mensajes de nuestro cuerpo, a sentirnos más sanos. Nos ayuda con el stress, nos ayuda con los problemas, y nos ayuda a vivir de una forma más plena y en armonía. ¿Porqué? porque en vez de mirar hacia afuera, comenzamos a mirar dentro de nosotros.
Meditar es dedicarnos un tiempo al día a nosotros, el tiempo que sea, un minuto, tres, cinco, diez. Un tiempo razonable, un tiempo realista. Y en ese tiempo que se pare todo lo demás, y solo te centras en ti. En este blog verás y descubrirás muchas meditaciones, tanto Cinta como yo, comos meditadoras, y la meditación es una fantástica herramienta en la vida.
Mi recomendación es que día a día hagas una pequeña meditación, si tienes más tiempo haz una más larga, pero que la meditación no te estrese, sino que sea un momento para ti, para pararte, sentarte y permitirte fluir. A primera hora de la mañana, a la hora de comer, antes de dormir, encuentra tu momento, lo que es válido para otros, tal vez no lo sea para ti. Descubre cual es tu momento, tu mejor momento, en ese en el que no tengas interrupciones.
Cuando yo comencé a meditar, tenía mucho estres en el trabajo y una vida muy complicada. Mi hora era a primera hora, me ponía 5 minutos y respiraba. Con el tiempo fui ampliando el tiempo y sofisticando la meditación, pero para empezar es perfecto. Ese simple gesto de cada día, me cambiaba el día. Y os puedo decir que me ha cambiado la vida. Puedes hacerla todos los días, o elegir unos días, lo que si es importante es tener una rutina, porque eso te permitirá crear un hábito.
Sientate lo más cómodo posible, si quieres en una silla hazlo, la espalda que esté recta, los pies bien firmes en el suelo, las manos reposan comodamente sobre tus mulsos. O bien en postura fácil, perfecta o Loto, que son posturas yógicas o budistas. También lo puedes hacer tumbado, evita tumbarte antes de dormir porque te dormirás y no meditarás.
Puedes elegir una enorme variedad de meditaciones, tienes meditaciones guiadas que te transportan y son fantásticas, puedes meditar también con un mantra que te ayuda a tener tu mente enfocada en la repetición del mantra, puedes meditar fijando tu atención en la respiración, sintiendo como inhalas y como exhalas, puedes meditar observando la pantalla de tu mente, puedes meditar recorriendo todo tu cuerpo de pies a cabeza, también recorriendo el color de tus chakras, escuchando los sonidos de tu entorno, mirando a un objeto (vela, mandala, símbolo), con una posición de tus manos (mudras) etc, etc. etc.
Tienes tantas opciones para meditar como quieras. La pauta importante es que comienzas a ser un espectador de ti mismo, sin juicios, si vienen pensamientos los observas sin identificarte con ellos y los dejas pasar. Que la mente se va a otro lugar, cariñosamente la vuelves a traer, y así una y otra vez. Como una madre paciente con su bebé cuando comienza a dar los primeros pasos.
Unos días te resultará muy fácil mantener la atención en el momento presente y en la respiración, otras te resultará casi imposible. No pasa nada, estamos adiestrando nuestra mente para que trabaje para nosotros, y no alrevés. Asi que paciencia, constancia, disfrute y bienvenido al increible mundo de la meditación. Abajo tienes un pequeño ejemplo.
» Te ayudará al principio poner una música suave, que te vaya acompañando. Sientate comodamente, la espalda recta, cuello en cerradura de cuello, doble mentón, en la postura que elijas, nos mantenemos en el momento presente, lo de fuera se queda fuera, lo de antes que queda antes y lo que vendrá, ya lo hará. Comienza a ser consciente de tu respiración por la nariz, poco a poco comienza a inhalar más y a exhalar más, sin presión, de forma natural. Contactando contigo, con ese espacio dentro de tí donde hay paz, más paz, menos ruido, y donde te sientes tu. Te vas anclar a la respiración, según inhalas piensas mentalmente «inhalo» según exhalas piensas mentalmente «exhalo», y le damos intención a nuestra respiración. Según inhalamos nos recargamos con todo aquello que necesitamos: paz, amor, armonía, luz, energía… lo que necesites en este momento y según exhalamos eliminamos lo que no nos hace bien: el stress, las preocupaciones, los miedos, lo que sea que necesitas sacar de ti. Con cada inhalación te vas siendo más pleno, y con cada exhalación te vas sintiendo más relajado. Si vienen pensamientos los observas como un espectador, sin emociones, sin sentirte identificado por ellos, sin ponerles etiquetas, ni juzgarlos, desde fuera, y los dejas pasar. Conectando más contigo mismo, conectando más con ese espacio dentro de tí lleno de paz. Y cada vez que tu mente se va hacia otro pensamiento, la devuelves con cariño, con cuidado, con paciencia y amor de nuevo anclandola en la respiración: inhalo, exhalo. Comienza por poco tiempo, 3 ó 5 minutos, y segun te vayas viendo vas aumentando. Recuerda que no necesitas a nadie para llegar a ese estado de paz, tan sólo desealo y respira»
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