Le conoció en casa de unos amigos comunes, él era un hombre irresistible, guapo, atlético, seguro de sí mismo, con una de esas profesiones que despiertan el interés femenino de inmediato. Estaba rodeado de amigos, especialmente de mujeres. Cuando Eva se acercó a saludar a una amiga, él la miró, se levantó, dejó al resto con la palabra en la boca y se acercó a ella. Eva se sintió abrumada y encantada a partes iguales. Y la fascinación de él la arrastró irremediablemente.
A partir de ese momento comenzó a seducirla en cuerpo y alma, a recibir ramos de flores en su casa, en su trabajo, invitaciones para cenar, para comer, para irse de fin de semana, joyas y al cabo de tres meses la sorprendió con un coche, un Mini color crema descapotable.
La relación era perfecta, se entendían a las mil maravillas, él la escuchaba, la entendía y la cuidaba, todo era ilusión, risas, sorpresas y miles de planes, siempre adecuados a lo que más le gustaba a ella. Le hacía reír, era paciente, hasta la llevaba a comprar ropa y esperaba paciente horas y horas hasta que se decidía. Era el hombre con el que soñaba cualquier mujer. Todas sus amigas envidiaban su relación.
A los 6 meses en su restaurante favorito, justo en el postre, se apagaron las luces y cuando se encendieron él estaba arrodillado junto a ella con una cajita. Abochornada abrió la cajita, le pidió que se casara con él mientras le colocaba una sortija de pedida en el dedo. Antes de que pudiera contestar sonó su canción y comenzó a llorar como una niña. Fue uno de los días más bonitos de su vida.
La boda fue preciosa, ellos estaban radiantes y todo salía según los preparativos. Los invitados estaban encantados y ellos estaban felices. Disfrutando de todo y con muchas muestras cómplices de cariño. Él la trataba siempre con mucha delicadeza y mucho cariño. Todo eran besos, manos agarradas, preocupación por si tenía frío, calor, hambre, sed. Era un hombre completamente entregado a su mujer recién estrenada.
Cuando llegaron a la Suit nupcial, estaban cansados, y él había bebido un poco más de la cuenta con sus amigos. Le pidió que se quitara la ropa, ella le miró y le dijo que la ayudara con el vestido. Sin saber como él le dio un bofetón. Ella no podía creerse lo que estaba pasando, no le reconocía, no era el hombre del que ella se había enamorado, era un monstruo. Él le dijo, «que no tenga que repetirlo, quítate la ropa». El día de su boda, irónicamente fue el peor día de su vida.
Y acababa de comenzar su pesadilla. Del bofetón pasó al primer puñetazo, de eso a la patada, y de todo eso a las palizas. Eva estaba muerta de miedo y no podía enfrentarse a él, no tenía fuerzas; su dignidad estaba llena de heridas sin curar y tampoco quería decir lo que le estaba pasando porque le daba vergüenza. Y así estuvo varios años, hasta que casi la mata de una paliza y tuvieron que ingresarla.
A Eva la rescataron del infierno que estaba viviendo con paciencia, con mucha terapia, con protección y acompañamiento. Gracias a sus amigos, familia, pudo salir adelante. Tuvo el valor de dejarle, ganó el miedo a morir al miedo a que la pueda matar, aunque nunca será la misma. Y necesitará mucho más tiempo para volver a recuperar la confianza en una pareja, para recuperar la confianza en la vida.
Por alguna razón tenía que vivir esta experiencia en su vida. Algún aprendizaje, relación kármica o decisión de su alma para evolucionar. O tal vez para aprender a amarse, porque la clave está ahí, «amarse»; si no te amas, si no inviertes tiempo en amarte, nunca podrás amar a los demás y no sabrás cómo quieres que te amen a ti.
Desde dónde te están amando? desde la necesidad, desde la agresividad, desde la posesión, desde la ira?. Y desde dónde estás amando tú? desde la inseguridad, desde el miedo, desde la falta de autoestima, desde la desconexión contigo?.
!Ámate, ámate, ámate¡. Empodérate. Cree en ti. Conecta con tu esencia. Y lo que no te guste, lo que no vibre contigo, lo que no te haga feliz, lo que te haga sonar la alarma interna no lo permitas. Y si no sabes cómo, pide ayuda. Pero sal de relaciones tóxicas. La única obligación que tenemos en esta vida es ser felices.
El mundo está lleno de hombres extraordinarios, sensibles, generosos, dispuestos a amar sin mirar a atrás.
¡Ámate!
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