EL PODER DE LOS DECRETOS

por | Ene 31, 2019 | Metafísica | 0 Comentarios

Decretamos para poder reafirmarnos, para volver a sacar a la luz la esencia divina que todos tenemos dentro y que necesita un resorte para poder salir.

La sabiduría, todos y cada uno de nosotros, la albergamos en nuestro interior, curtida, reposada, adquirida a base de experimentar una y otra vez, pero no sabemos como acceder a ella.

El velo de Isis nos envuelve en la oscuridad de los sentidos, por eso cuando comienzas a despertar, a acceder a tu interior a través de la meditación o cualquier otro medio, una de las grandes herramientas que nos ayudan a empoderarnos son los decretos.

En concreto todos los que hagamos desde nuestra esencia divina, todos los que formulemos desde el “Yo Soy” de las enseñanzas del Maestro Ascendido Saint Germain.

Sin servirte de la mente, desde el momento presente, aqui y ahora, desde el corazón radiante, valiente y expandido, desde el eterno buscador que ya ha encontrado, desde la voluntad, el compromiso y el objetivo de realizar un plan de vida, desde la ilusión, la honestidad y la empatía del que entrega desde el amor y el desapego, desde el empoderamiento de quien se sabe parte del todo, desde el libre albedrío del eterno viajero de sí mismo.

Siendo consciente de la ilusión de lo que nos rodea, la intoxicación de nuestras ideas y liberando el corazón de todo cuanto le oprime. Mirando dentro, donde las telarañas se ocultan y las emociones no digeridas se agarran con desesperación.

Libera, suelta, deja ir. Como una madre paciente vete ayudándoles con cariño a partir. Con agradecimiento.

«Yo Soy» es una verbalización desde el ser divino que ya eres por derecho propio, y por tanto puedes pedir en tu vida lo que necesites, porque el universo está aquí para otorgarnos lo que necesitemos para nuestro bien mayor y el de quienes nos rodean.

Los decretos hay que pronunciarlos en afirmaciones positivas, con el poder de la palabra, alto y claro, no desde la mente, sino desde el corazón, sintiéndolo en todos los poros de la piel, y alineado con tu propósito de vida, con tu misión, con tu camino.

Todo cuanto te rodea en este plano de consciencia es una ilusión que tu creas dentro de tu propia realidad. Tus pensamientos son creados por la sociedad en la que vives, por la educación que has recibido, por las familias, por los amigos, por los medios de comunicación. De ti dependerá romper las ideas o patrones rígidos y abrirte a ser, Yo Soy, y ser libre e ilimitado.

Despertamos el día en el que transitamos y nos adormecemos el día que encarnamos.

A tu disposición hay un abanico de decretos “Yo Soy”; desde ese empoderamiento, esa recuperación del poder personal, desde esa convicción de que soy perfecto, porque hay una esencia divina en mi. En la Era de Piscis vivías con el convencimiento de existía un Dios alejado de nosotros, en esta Era de Acuario, en este momento de ascensión a la quinta dimensión, ya no perseguimos dioses externos que enjuician y que nos hacen llegar a través de otros mensajes o normas de obligado cumplimiento con castigo y sufrimiento, porque que sabemos que Dios es Amor y está dentro de nosotros y que cada uno de nosotros por tanto es una parte de Dios.

Yo Soy” el Yo Soy, “Yo Soy” Perfecto , “Yo Soy” Sano, “Yo Soy” Feliz, “Yo Soy” Abundancia Infinita en todos los aspectos de mi vida. “Yo Soy” Amor, “Yo Soy” Luz, porque “Yo Soy” divino.

No lo repites para creerlo o reprogramar el subconsciente sino que lo reivindicas en tu vida por derecho propio, recuperas la memoria de lo que eres.

Te invito a que pruebes y que te pongas un plazo para crear una rutina, que comiences a decretar todos los días, en un periodo de tiempo, 15 días o 30 días, un plazo razonable para ver cambios.

Elige qué, y decide como mejorar tu vida, un aspecto de ella o varios, según qué necesites en este momento que sea bueno para ti y para los demás, todos los días repites los mismos decretos.

Crea tu nuevo hábito, escribe tus decretos; cuando los escribes permites que se consoliden y repítelos en voz alta para proyectarlos,  3 veces al día ó 7 ó 11 ó 21, el número que resuene más en ti.

Prueba, experimenta, deja fluir tu intuición, reconecta contigo mismo. Y no creas nada de lo que veas, ni lo que te digan, duda de todo. Cree lo que tu sientas, lo que salga de tu corazón, lo qué vibre contigo y lo que hayas experimentado en primera persona. Tú eres quien dirige tu vida, no olvides que el único maestro eres tu.

Que el amor, la paz, la luz y la alegría brillen cada minuto de tu vida en ti.

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