EL ULTIMO EMPUJON

por | May 31, 2019 | Reflexión | 0 Comentarios

 

Todo mi ser es esclavo de mí misma; de mis miedos, de mis anhelos, de mis emociones y de mis creencias.

Entro en esa burbuja a la que llamo Vida. Una burbuja que está llena de energías distintas; mil colores, mil emociones, mil creencias.

Dentro de mi burbuja todo eso flota a mi alrededor constantemente e interfiere en mí.

Y a veces me empuja hacia caminos que no deseo. No sé ni cómo ni por qué allí estoy, de nuevo, repitiendo lo que siempre he hecho, lo que siempre he dicho, sintiéndome de nuevo irritada, triste, anclada a un pasado que ya no existe y que además no deseo que siga existiendo.

Y sin embargo allí estoy yo de nuevo empujada por un torbellino de emociones densas, de creencias que me limitan, que nublan mi vista, que oscurecen mi cielo, que encogen mi corazón y mi alma.

Otras veces las energías más impulsivas, las creencias más libres, más amorosas, me empujan a lo alto de la montaña desde donde lo veo todo con mayor claridad, con paz, con sosiego, con felicidad, con alegría. ¡Desde ahí todo es tan fácil!

Y me gustaría quedarme siempre ahí, y tengo el firme propósito de hacerlo, de no dejarme empujar de nuevo por las olas del desamor.

Pero sin embargo, caigo pronto de esa cúspide y me veo arrastrada de nuevo por un torbellino de emociones insanas.

A veces siento que no dirijo mi vida, que estoy a merced de todo mi entorno. No tanto de las personas sino más bien de las situaciones.

Y los días pasan rápido y me siento como en una rueda de la que no puedo salir.

Sin embargo, sé que está en mí bajarme de esa rueda.

Sé que ese cambio está justo ahí, en frente de mí.

Sé que esta rueda en la que me encuentro ahora, esta burbuja, esta esfera que es mi vida está a punto de colapsar.

Y dejaré atrás todo aquello que ya no quiero en mí ni en mi Vida.

Eso puede implicar abandonar lugares, personas, ideas, recuerdos. Y por eso me siento frágil, desnuda, perdida.

Sé que naceré nueva, sé que me estoy convirtiendo en alguien distinto, más brillante, o al menos eso deseo.

Pero incluso eso me da miedo.

Porque desprenderse de la piel duele. Deshacerse de aquello que aunque nos resulte incómodo nos da seguridad da miedo.

Pero a pesar de toda esta angustia que a veces siento, a pesar de las dudas, de las subidas y de las bajadas, mi corazón late con fuerza, sabiendo, sintiendo con certeza que un nuevo presente mucho más luminoso está a punto de llegar.

Y entonces en mi burbuja a la que llamo Vida habrá muchos más colores luminosos que opacos, muchas más energías positivas que densas, mucha más alegría que tristeza y será más sencillo caminar la siguiente etapa.

Sé que tengo mucha ayuda desde todos los planos dimensionales y lo agradezco con el alma y con el corazón.

Pero también sé que a veces dentro de esa burbuja estoy aislada.

Y aunque todas esas energías amorosas protegen mi burbuja, la cuidan, la rodean de luz, de calor, de amor, a veces es tan espesa esa membrana que no pueden traspasarla.

También sé que es imprescindible que esto sea así porque es mi propio trabajo, mi experiencia, mi recuerdo, mis decisiones.

Poco a poco mi burbuja será más ligera y su membrana más permeable, hasta deshacerse y entonces esas energías amorosas estarán piel con piel, corazón con corazón y todo volverá a brillar como siempre brilló, como brillan esos mundos de los que procedo, como brillan esas esferas de conciencia en las que el Amor lo inunda todo.

Sé que está cerca.

Este es el último empujón.

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