ESOS LOCOS VALIENTES

por | Abr 20, 2018 | Reflexión | 0 Comentarios

La vida nos va guiando por tantos caminos, tan diferentes de nuestros sueños o deseos del ayer, e incluso creemos que nosotros mismos controlamos y dirigimos. Y después nos damos cuenta de que no controlamos nada, que somos marionetas que todos mueven a su antojo. Nos han educado para replicar un modelo aceptado y además de esa educación de nuestras familias, la sociedad, tal y como está establecida, también nos empuja a vivir siguiendo la senda marcada. Los medios de comunicación. Todo. Tenemos que estudiar algo que sea productivo a nivel económico, nos guste más o menos, comenzar a trabajar, tener pareja, en un momento dado, comprarte un piso, casarte y tener hijos. Cambiar de casa, de coche, llevar a tus hijos a grandes colegios, con una buena educación, pero sobre todo caros, muy caros. Parece que la buena educación sólo está disponible si tienes medios económicos. Volver a cambiar de casa, de coche, el nuevo móvil, la nueva tablet, esa tele que lo hace todo sola…. trabajar más horas, para que nuestra familia tenga más, da igual si no nos ven, da igual si a nuestros hijos los crian otros. Nos creemos, o nos montamos la película de que es por el  bien de la familia, sin embargo nadie le ha preguntado a la familia qué quiere.

Pero eso sí, cara a la galería somos triunfadores, tenemos éxito, ropa de marca, un cochazo, una zona estupenda para vivir. Pasamos muchas horas en la oficina, trabajando o haciendo que trabajamos. Porque el éxito es puramente material. Independientemente de como realmente vives dentro de tu propia casa. Conocí a una familia con hijos pequeños, que no ponía la calefacción en su casa en invierno, porque no podía pagarla, vivían muy por encima de sus posibilidades cara a esa galería superficial, a la que no importaban nada, pero que según sus creencias tenían que demostrar un estatus.

Y te rodeas de un tipo de gente igual que tu, que te juzga desde fuera, que te valora según el puesto que tengas, el apellido, el barrio donde vivas…. Y a esa gente la llamas amiga; sin darte cuenta que el día que ya no tengas ese puesto de trabajo, ni siquiera te mirarán a la cara.

Viva el consumo…. no vas a poder vivir sin esos objetos de deseo que te entran por los ojos…. Evidentemente las empresas, los jefes, las multinacionales están encantadas, tienen un montón de personas que trabajan o al menos pasan todas las horas del día dentro de ellas, y les van colocando una zanahoria delante, «puedes mejorar aun pero si sigues así y consigues los objetivos cada vez más incalcanzables, veremos que podemos hacer por ti». Por supuesto que si tu así eres feliz, es fantástico. Sigue así. Pero si no lo eres, y te sientes profundamente insatisfecho, te sientes que no encajas en ese mundo, te sientes frustrado, incomprendido e impotente. Debes hacer algo por cambiar tu situación. Al menos tomar conciencia.

Muchos de nosotros hemos trabajado en grandes empresas, cada vez más deshumanizadas, pendientes de un móvil, enganchados a un portátil, dirigidos por el estres, viviendo en el drama permanente, acostandonos con dolor de cabeza y despertandonos a media noche angustiados por no haber enviado un email. Creyendo que tomabamos grandes decisiones, que eramos importantes e incluso imprescindibles, cuando eramos esos peones blancos que otros movían, según el interes que despertaras, según lo que se pudiera sacar de ti en ese momento. Presión, exigencia, zanahoria… y vuelta a empezar. Y además cuando vives o sobrevives a una crisis economica, ya no te puedes quejar, porque eres un privilegiado, cuenta con que te van a caer más proyectos, más objetivos, van a darte una vuelta de rosca más, todo por el mismo sueldo. Si tienes un jefe sensato y justo te lo planteará de una manera franca. Pero si lo que tienes es un mediocre con poco talento, muchos complejos, y que necesita un palo en la mano para sentirse fuerte, te lo va a poner dificil.

Todo es posible en la vida, los límites nos los ponemos nosotros mismos. Todo es susceptible de poder ser cambiado, incluso lo que creemos imposible. No haya nada imposible. Levantarte cada mañana y sentirte satisfecho con tu vida es el mayor logro al que podemos aspirar. Aportar un granito de arena al mundo, a la sociedad, a los demás, también. Y sobre todo ser coherente entre lo que uno desea, piensa y siente, y lo que uno hace.

Somos una generación perdida entre las obligaciones y los miedos. ¿Porqué tantas obligaciones?, ¿Por qué tenemos miedos? ¿Qué es lo peor que te puede pasar? Parate un momento. Sientate, cierra tus ojos, dirige la atnción a tu respiración, escuha el latido de tu corazón y preguntate quien eres, qué quieres hacer con tu vida, a donde quieres llegar y sobre todo qué te hace feliz. No esperes encontrar la respuesta el primer día que lo haces, pero si creas el hábito de escucharte a ti mismo, antes o después lo descubrirás.

Todos hemos pasado por eso, o bien llega un día que te sales del sistema, o te que sacan, o que enfermas, o que alguien cercano a ti está viviendo una enfermedad. Algo que te da un golpe, te frena en seco y te hace replantearte la vida.

Y el otro día me reencontré con él, había sido Director de una Inmobiliaria muy importante, ganaba muchísimo dinero y vivía para trabajar, reuniones, viajes, contracturas, lumbalgias….. Me costó reconocerlo porque la imagen que tenía de él, era la de un hombre, guapo muy guapo siempre vestido de traje, impecable, elegante, con camisas negras o granates, con mucha clase, un maletin en la mano, auriculares de manos libres en sus oídos y un flamante deportivo en la puerta. Y le ví con chandal, pelo largo con canas y una bici de ciudad, parecía más joven y le vi mucho más guapo, con un brillo especial en sus ojos, como que fueran capaces de ver dentro de ti. Y me contó que había dejado todo en la cresta de la ola, después de sufrir una fuerte crisis de ansiedad y ver pasar su vida por delante. Se fue de viaje a la India una temporada y encontró su razón de ser, su camino, es un maestro de yoga. Estaba muy agradecido a la vida por haberle dado una segunda oportunidad.

Toda su familia le había tachado de loco, su mujer le dejó, tuvo muchos problemas en la separación, los que creía sus amigos habían desaparecido de su vida, y otros le miraban con pena pensando que la crisis de los cuarenta y tantos le había dado fuerte. Vive de forma confortable, al lado de su centro de yoga, con una sonrisa que no le entra en la cara, y aportando algo de luz, de paz, de equilibrio a los demás en cada una de sus clases. Vive la vida que él ha elegido de forma coherente, con un enorme coraje y es feliz en el aquí y en el ahora. No va de nada por la vida, sólo es él mismo, no juzga ni se juzga, simplemente fluye. Le abracé muy fuerte, y me sentí profundamente orgullosa de él, tan luminoso, tan sencillo, un gran maestro, un gran hombre y un gran yogi. Namaste loco valiente.

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Entradas recientes

Categorías

SUSCRÍBETE A NUESTRO BLOG

SÍGUENOS EN YOUTUBE

Pin It on Pinterest