Impermanencia
Uno a uno, cada paso del camino nos muestra un aprendizaje y sea como sea, tenga la forma que tenga, va dejando una traza en nosotros.
Cada día, cada instante, cada experiencia, cada ser que nos rodea independientemente de la relación que nos una, está en nuestra vida para aportarnos algo, enseñarnos algo, ser espejo de algo. Nada es simple o casual.
Podemos seguir huyendo de nosotros mismos, restregándonos un pasado lleno de culpa o de amargura, ansiando un futuro ideal que vamos cambiando y alejando cada vez más. O comenzar a dirigir la mirada hacia dentro, a vivir el momento presente, dejar de resistirnos a la vida, y aprender a fluir con ella, a ser conscientes de cómo vivimos, desde dónde estamos viviendo y cuán cerca estamos de nuestra misión de vida.
Podemos sentirnos víctimas de nuestros padres, nuestras parejas, nuestros hijos, nuestros jefes, nuestros compañeros o dejar de lamentarnos y mirar qué nos han enseñado cada uno de ellos, que nos han mostrado de nosotros mismos, que podemos mejorar en nuestra relación con ellos, o cómo vivir una relación mucho más sana, equilibrada y sincera.
Según me voy conociendo, aceptando y queriendo, me doy cuenta que que cada vez soy menos piadosa con la cobardía, la deslealtad, el egoísmo y la inmadurez. O lo que es lo mismo, exijo sólo relaciones auténticas a mi alrededor, que brotan de corazón a corazón, sin artificio, pose u ornamento, sin intereses ocultos, ni apegos enfermizos.
Podremos echar la culpa a todos gritando a pleno pulmón en la calle, pero al final del día, cuando nos miramos en el espejo y estamos a solas con nuestro reflejo, reconocemos que somos los únicos artífices de nuestra vida, los únicos responsables de ella, los únicos capaces de cambiar lo que no nos gusta, los únicos que tienen la llave para pasar de la tragedia a la comedia en nuestra vida, tan solo cambiando la actitud. Enfocándonos en lo positivo.
¿Por qué regodearse en el drama? suéltalo, déjalo ir. Abraza la alegría, es lo único capaz de hacer que la vida tenga otro color, uno luminoso, bonito, lleno de esperanza. Abraza la alegría y darás cobijo al amor. Tu vida será más armónica y feliz.
Incluso cuando crees que estás viviendo el peor momento de tu vida, te das cuenta de que todo pasa, todo cambia, todo se transforma y nada dura eternamente. Es la impermanencia del todo.
Depende del cristal con el que miras la verdad que te rodea es una u otra. Y cuando pasan los años y echas la vista atrás ves el camino recorrido, quién eras y en quién te estás convirtiendo.
Míralo con cariño, sin juicios, ni criticas, ni etiquetas. Míralo con actitud compasiva y admiración. Míralo con agradecimiento.
Podemos vivir con un nubarrón negro sobre nuestras cabezas, defendiéndonos de los demás con resentimiento, dejando que el miedo a sufrir sea más poderoso que la ilusión por gozar. Convirtiendo los recuerdos en amargura. Diseñando nuestra propia realidad. Centrados en nuestra miseria. Sintiéndonos víctimas mientras mutilamos a los demás para protegernos.
Cada uno elige cómo quiere vivir, pero ten la valentía de ver qué parte de todo eso también es responsabilidad tuya; no para machacarte, sino para liberar y tomar las riendas de tu vida. Para dejar atrás aquello que no quieres ser o aquellos con quienes no quieres estar, que te lastran, que te alejan de ser feliz; y para comenzar una nueva vida, porque no olvidemos que la vida es una gran rueda en constante movimiento, todo nace, todo muere, todo cambia, todo evoluciona.
Si quieres estancarte inténtalo, a ver si consigues engañar a la rueda del cambio, o consigues detenerla por un instante.
Respira en calma, según está nuestra respiración está nuestra mente, según está nuestra mente están nuestras emociones y según está nuestra mente y nuestras emociones está nuestro cuerpo. La clave está en la respiración. Respira vida. Reconecta con la naturaleza, camina por la montaña, por la playa, por el lugar en el que te sientas bien.
Descubre que eres parte de algo hermoso, perfecto y magnífico. Y ámate de corazón, permite liberar tus fantasmas, abraza tus sombras, digiere los sentimientos enquistados y suelta lastres.
La vida es corta, tremendamente corta, vive, ama, ríe, baila, comparte, besa, disfruta, salta los charcos, canta y sé feliz. Con la intención y la voluntad de ser cada día un poco más feliz que el día anterior.
¡Que así sea, así es, hecho está!
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