LOLITA

por | Mar 8, 2019 | Reflexión | 0 Comentarios

Los animales nos complementan, son esos silenciosos acompañantes de camino. Que nos guían discretamente, nos cuidan, nos miman, unos ronroneando, otros dando lametazos,  otros acompasando su respiración a la nuestra, nos alejan de la soledad, mantienen la calidez en nuestros corazones, encienden una chispa de esperanza.

Me había planteado la vida con pocas responsabilidades, amo viajar, sentirme libre y entiendo que la vida es una maravillosa aventura sin un rumbo fijo, ni un reloj marcando las horas, sino un fluir constante, pero lo que uno se propone no tiene porqué suceder, al menos no de la misma manera. Así qué ya con varias mochilas a mis espaldas, no dudé en asumir una más, siempre el corazón ha pesado más que la cabeza en las tomas de decisión.

Una amiga había adoptado un perro en una protectora, comencé a seguirla y apoyarla en las RRSS para seguir concienciando sobre el abandono y el maltrato. Y ahí la vi, un día tonto, una foto de una cachorrita de un par de meses, oscura, sentada sobre unas baldosas marrones, de raza dudosa y con una mirada de perro viejo, triste, muy triste. Fue abandonada en un bosque cerca del río en el mes febrero, en la provincia de León, tuvo suerte de ser rescatada antes de morir congelada.

Pasaron los días y la imagen de la perrita venía a mi una y otra vez. No conseguía quitármela de la cabeza, me asaltaba, incluso soñé con ella varias noches, yo nunca suelo recordar los sueños. Así que hablé con el que en ese momento era mi pareja y le propuse adoptarla, por poco tengo que darle un tranquilizante, el “no” fue rotundo.

Pero yo seguía soñando con la perrita, y una noche sentí que la perrita estaba mal, me llamaba y me pedía que la recogiera; Esto es algo que nunca me había pasado, sentí una sensación de angustia, de urgencia, de dolor en el estómago, de peso en el pecho. Es muy difícil explicar a alguien racional que tienes una conexión con un ser vivo telepáticamente, sin que crea que te estas volviendo loca. Así que tratando de gestionar lo mejor posible la situación lo volví a plantear y lo siguiente fue rellenar los papeles, pasar la aprobación e ir a buscarla al Bierzo.

Estaba en casa de la chica que la encontró, de esta manera la mantenían alejada de las enfermedades que pudiera coger en la protectora, era aún muy pequeña y no estaba completamente vacunada. Cuando vi a aquel cachorrito feliz corriendo hacia mí en cuanto entré por la puerta, entendí que estaba haciendo lo correcto.

Se convirtió en una hermosa perrita mestiza de Doberman, todo lo que tiene de grande lo tiene de amorosa, dulce, hasta llega a ser pesada. Sobre todo cuando quiere salir, es una lapa, si estoy sentada se sube en mis piernas para indicarme que está ahí, esperando. Y una lapa de 30 kilos es mucha lapa.

Ha criado niños y gatos. Los gatos le quitan la cama, la comida, el agua. Y ella les mira como una madre con sus cachorros, con una inmensa paciencia y compasión, Tuvimos un gato que lo atropellaron frente a casa y la que salió corriendo a reconocerlo fue ella, murió en el acto, nos quedamos mis hijos y yo rotos; la perrita estuvo más de un mes que no levantaba cabeza.

Ha sido compañera leal en todo tipo de viajes, en barcos, coches, furgonetas, bicis. El día antes de salir de viaje, ella ya lo percibe, está inquieta y cuando ve las maletas se pone nerviosa, enloquece por subir al coche para asegurarse que no se queda en tierra.

Ha estado en el campo corriendo feliz, en la playa nadando en el mar, en la montaña subiendo riscos, en la ciudad, todo le viene bien. Ha sido testigo de amor, de desamor, de risas, de lágrimas, de barbacoas, de bailes, de piscina, de reuniones interminables de amigos que comienzan a mediodía y terminan de madrugada, de sesiones de yoga, de meditación, de silencio y de ruido, de música, de tambores, de cuencos, de gongs. Todo le parece estupendo siempre y cuando esté acompañada, cuidando o protegiendo a alguien.

Lolita ha sido y es un ser muy especial, intuitiva, despierta, lista, rápida, necesitada de aprobación, de atención, disciplinada, amorosa, buena, muy buena perrita. La mejor perrita que he tenido jamás. Yo también digo eso de: «sólo le falta hablar», pero en verdad no le falta, lo hace a través de esa mirada tierna, expresiva, a veces incluso melodramática. De ese rabo que agita y que como te dé te hace daño. Y con ese movimiento tan gracioso con la cabeza y las orejas.

También han desaparecido misteriosamente patas de jamón en su boca, patas de cordero asado, panes, bizcochos, la comida de los gatos, incluso una vez de mi propia mano desapareció una loncha de cecina antes de llegar al plato de mis hijos…. Han aparecido pelos negros en mi cama y sobre el sofá, ambas zonas prohibidas para subirse. También se la tiene jurada a una Yorkshire que vive al lado. Y todo lo que tiene de amorosa con las personas lo tiene de macarra de barrio con los perros. A ella no le gustan los perros, solo los humanos y sus gatos. ¡Qué le vamos a hacer!.

No todo ha sido un camino de rosas con los perros, también he tenido perros difíciles, complicados, nerviosos, ingestionables; sin embargo echando la vista atrás creo que los difíciles no eran ellos, sino yo. Me mostraban como estaba yo en ese momento, pero era incapaz de verlo. Son un reflejo de nosotros, nos muestran el espejo de nuestro interior.

Ha estado unos meses fuera, era una cuestión de tiempo que regresara. Ahora volvemos a estar juntas, estamos predestinadas a estarlo. Forma parte de mi camino, es un referente importante para mis hijos, incluso para sus amigos que vienen a jugar con ella siempre que pueden. Es mi cómplice, la que me empuja a salir al campo, a pasear, a lanzarle la pelota lejos, a veces incluso sobre la copa de algún árbol, para su desesperación, la pobre me mira con misericordia, como pensando en lo mucho que me quiere y en lo mal que lanzo la dichosa bola.

A veces es como una hija, a veces es como una madre. O se refugia o protege la manada. Junto con los gatos conforman ese regalo que la vida te hace en forma de ser vivo, que te nutre, que se introduce en tu vida sin saber cómo y que un buen día descubres que ya no entiendes la vida de otra manera, forman parte de «la familia».

Y te das cuenta qué esas responsabilidades que crees que van poner obstáculos en tu libertad, son píldoras de amor que te aportan estabilidad y conexión con lo auténtico, con la fuente misma del cariño, que te permiten ser tú ahora y siempre.

Lo que he aprendido de los animales en general es que ellos entregan ese amor incondicional sin esperar nada a cambio, como mucho un poco de pienso y agua, viven el momento presente, el aquí y el ahora y sólo existes tu en sus mundos, pase lo que pase, estés donde estés, ellos siempre te esperan con la ilusión en sus ojos y la felicidad de ver que regresas. Se mimetizan contigo y te muestran tu cara, especialmente aquella que mantienes oculta, para que rompas la careta y te entregues conscientemente, sin limites, ni barreras. Su amor dura unos años y su recuerdo te durará toda la vida. No te romperán el corazón, lo enriquecerán.

Nadie va a darte la bienvenida a casa como tu perro entres las veces que entres, nadie va a acercarse con ese caminar elegante, cuando le apetece, mirándote con un desdén estudiado y regalarte su roce en tu pierna como tu gato.

Si crees que ha llegado tu momento de tener un compañero de vida animal, anímate, asegúrate del tiempo que tienes y del que puedes compartir con él, de la vida que vives y de como mejoraría con él, si prefieres un perro, o un gato, u otro animal. Tu vida va a cambiar y eso es algo que debes saber desde el principio. Pero si estás dispuesto a hacer un hueco para él en tu corazón e incorporarlo en tu vida, veras que todo cambiará llenándote vacíos que ni siquiera sabías que tenías. Te hará sentir mucho más feliz. Estrenando una vida más plena, más consciente. Sin hablar del círculo social que ampliarás con los dueños de otros perros, si te decides por uno.

En el caso de los perros asegúrate que el carácter del perro encaja con tu forma de vivir, no tengas un perro inquieto y muy activo, si tu lo tuyo es una vida sedentaria, ni tengas un perro tranquilo con ganas de volver a casa después de visitar el árbol de la esquina, si eres un amante del deporte al aire libre y la actividad física.

En el caso de los gatos, asume que tienen uñas, que se activan por la noche, que son seres muy sutiles, con unas percepciones muy desarrolladas, independientes y tienen una parte que siempre será indomable.

Tengo tres gatos y una perra, me siento profundamente afortunada, acompañada, sostenida, envuelta en sus alas de protección y cariño, conectada a la naturaleza y a su fuerza. La vida sería mucho más cómoda sin animales, posiblemente como sin otras tantas cosas y sin hijos, sin hipoteca, sin deudas, sin políticos corruptos, sin arrugas, sin canas, sin conflictos, sin ex…… Pero desde luego estaría mucho más vacía, mucho más silenciosa, mas pobre de espíritu y desde luego mucho menos divertida.

Gracias Lolita por ser y por estar. Gracias por entrar en mis sueños, llamarme a gritos, poner tus pezuñas sobre mí y regalar desinteresadamente todo lo que tu eres: amor.

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