Me hace feliz el brillo en los ojos de un anciano.

Me hace feliz llenar la bañera de velas, de aromas, de sales, de burbujas, y darme un largo baño hasta notar como mi piel comienza a arrugarse y el agua se enfría.

Me hace feliz romper la rutina, hacer cosas distintas, ir por caminos diferentes, no permitir que mi vida se convierta en monótona, aburrida, carente de ilusión.

Me hace feliz las risas, la alegría, el abrazo, los besos de mis hijos, verles crecer convirtiéndose en grandes personas.

Me hace feliz caminar descalza.

Me hace feliz dar yoga, me siento afortunada por hacer lo que me gusta y recibir tanto a cambio.

Me hace feliz escribir con el gato sobre mis piernas ronroneando, sintiendo su pequeño cuerpo reposar entregado, relajado, dándome calor.

Me hace feliz desayunar tortitas con nata los fines de semana con mis hijos, tratando de hacer durar el bote de nata lo más posible y que no termine en su boca.

Me hace feliz una velada con amigos, rellenando copas de vino, sacando platos de comida y postres tentadores, mientras nos confesamos y reímos a partes iguales.

Me hace feliz, despertarme y darme cuenta qué aún me faltan 5 minutos para que suene el despertador.

Me hace feliz reír a carcajadas hasta sentir agujetas en el abdomen.

Me hace feliz sentir la bolsa de agua caliente en mis pies dentro de la cama, las noches de invierno.

Me hace feliz estrenar ropa, calzar tacones, ponerme guapa y salir de casa sintiéndome una diosa.

Me hace feliz sentarme a meditar cada día, tener ese momento para mi, para conectar conmigo misma, para poner una música que me transporte, velas, incienso, o sin nada. Y permitir que mi mente se pare unos instantes, soltar las tensiones del cuerpo y escucharme dentro, muy dentro.

Me hace feliz una llamada de teléfono, una visita inesperada, un plan improvisado, una velada mágica.

Me hace feliz bailar.

Me hace feliz verte, observarte, descubrir como vas vestido, de cuantos días tienes la barba y sentir esa mirada tímida acariciándome mientras hace palpitar mi corazón.

Me hace feliz enroscarme en el sofá tapada con una manta y leer.

Me hace feliz celebrar la vida y compartir esas celebraciones.

Me hace feliz canalizar, hay sensaciones que no se pueden expresar con palabras, que te nutren, te transforman, te llenan de un increíble estado de paz.

Me hace feliz estar en el mar, en la montaña, en un bosque, en un río, sentirme en contacto con la naturaleza.

Me hace feliz ir al cine, me sigue transportando la gran pantalla y la oscuridad del patio de butacas.

Me hace feliz mirar el cielo estrellado, ver la hermosa luna, y entender que somos una pequeña parte de un gran universo.

Me hace feliz viajar, no importa a dónde, ni en qué medio de transporte, ni con quién.

Me hace feliz disfrutar de un Applestrudel calentito, con mucha canela y un helado de nata derritiéndose encima.

Me hace feliz ser consciente de que hoy por hoy estoy viva y tengo mucho que disfrutar.

Y a ti, qué te hace feliz?

La felicidad no depende del mañana, ni está sujeta al ayer. Anímate y haz una lista de las cosas que te hacen feliz, cuando te sientas triste léela y date cuenta qué la felicidad siempre está ahí, a tu alcance, mucho más cerca de ti de lo que crees y en lo más sencillo.