Las emociones no digeridas, las creencias que nos limitan, los recuerdos dolorosos son el origen de muchos síntomas físicos.
Todo lo que la boca calla, el cuerpo lo grita.
Todo lo que la mente olvida, el cuerpo lo recuerda.
Por eso, mantener contacto consciente con nuestro cuerpo físico y permitirnos escuchar lo que tiene que recordarnos nos ayuda a recuperar nuestro equilibrio físico, mental y emocional.
Esta meditación es una ayuda más para esa escucha plena y sin juicios.
Deseo que la disfrutes.
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