MÍRATE

por | May 16, 2019 | Metafísica | 0 Comentarios

Detente un segundo, sólo un segundo. Si tú, el ó la que está leyendo esto. Seas quien seas, vengas de donde vengas, hayas llegado aquí por los motivos que sean, lleves las mochilas que lleves, y sientas como te sientas en estos momentos de tu vida. Tus ojos están recorriendo estas líneas, y tal vez, quien sabe, sea por alguna razón.

Párate unos instantes. Si lo deseas vamos a hacer un viaje hacia el interior, tu interior. Deja de mirar lo que te rodea. Deja de salir corriendo hacia adelante. Deja de ponerte excusas y ocupar tu tiempo con miles de actividades. Deja de entretenerte con el mundo material. Deja de fingir que escuchas a los demás y sobre todo deja de escuchar el sonido de tu voz hablándoles de tu “yo público”.

Mírate, con honestidad, valentía y humildad. Mírate con cariño, compasión y paciencia. Mírate con curiosidad, ilusión y agradecimiento.

Mírate. ¿Cómo estás? ¿Cómo está tu mente?, ¿cuál es la calidad de tus pensamientos?, ¿qué brota en tu corazón?, ¿qué sentimientos se manifiestan en este momento? y en base a todo lo anterior ¿cómo se siente tu cuerpo?.

Mírate. Observa si lo que dices, lo que haces y lo que piensas conviven en armonía. Echa un vistazo a tus sentimientos, sin juzgarlos, ni limitarlos, ni ocultarlos. Acéptalos, bendícelos e integra lo que te están tratando de enseñar. No los evites. Nos han educado a avergonzarnos de ellos, a no expresarlos. A que son una señal de debilidad. ¿porqué lo que sientes te va a hacer débil? ¿acaso, te hace más fuerte fingir?. Rompe con los patrones limitantes. Quédate con lo que resuene en ti.

¿Eres feliz? Por felicidad me refiero si estás en paz contigo mismo, si sientes que cada día es una nueva oportunidad de expresarte en plenitud. De tratar de ser la mejor versión de ti mismo, a pesar de los pesares. De sentir con cada célula de tu cuerpo que estás vivo.

En el camino de la evolución de nuestra alma, encarnamos una y otra vez para seguir integrando aprendizajes. En ese escenario que será nuestra vida estaremos rodeados de las personas adecuadas para cumplir esos propósitos.

Tendremos diferentes hitos en nuestra existencia que nos confrontarán con lo que hemos venido a sanar, solucionar aprender, integrar. Venimos con los ojos vendados, nuestra única guía es el corazón, la intuición que nos va dirigiendo o susurrando cosas al oído. Y si no queremos cumplir con ese plan siempre nos quedará el libre albedrío. Eso sí, nos tocará volver de nuevo a repetir estas lecciones.

Hemos planeado vivir muchas cosas, unas más alegres otras menos, pero todas nos ayudarán a ir incorporando una pieza más en ese gigantesco puzzle que es que nuestro ser en evolución. A veces tenemos la sensación de estar repitiendo los mismos patrones, o dándonos contra la misma piedra, si esto es así es porque hay algo que por mucho que se repita nos está costando procesar. No pasa nada, se paciente contigo mismo. Ya se aprenderá esa lección. Todo es perfecto.

Toma consciencia del porqué has nacido en esa familia, porqué en ese lugar, porqué has tenido esas experiencias concretas, porqué hay personas que te exasperan, porqué las hay con las que conectas sin necesidad de hablar y porqué hay momentos, situaciones o lugares que te hacen experimentar una felicidad sublime. Detecta cuales son tus dones, tus habilidades.

Cuando entendemos esto dejamos de sentirnos víctimas o mártires y comenzamos a vivir de una forma consciente. A fluir con la vida, a dejar de controlar a todos y todo lo que nos rodea, a relajarnos, que no resignarnos, a aceptar que lo que aparece o desaparece en nuestro camino esconde un motivo, un buen motivo.

A estrenar la ilusión, a abrirnos a la sorpresa, a dejar de luchar contra los elementos, a perder la resistencia, a soltar los miedos, a expresarnos desde el corazón, a mirar a la vida con alegría, diversión y felicidad.

A coleccionar sonrisas de los seres que amas, confidencias de los amigos, aventuras en países lejanos, libros en tu mente, música en cada célula de tu cuerpo, palabras de aliento para quien las necesite y agradecimiento por todo ello y mucho más.

Mírate. Ata cabos en tu día a día. Observa quien eras y en qué te has convertido. Agradece cada paso, cada lágrima, cada sol, cada luna, cada tropiezo y cada impulso. Estás vivo, tienes una misión de vida, por eso estas aquí y ahora. Y te guste o no, has venido a llevarla a cabo tu mismo, pero no estas solo, estas rodeado de tus seres queridos, maestros y guías en un plano u otro de consciencia.

Mírate y despierta. Si en este momento te dijeran que te queda un mes de vida, asegúrate de que la has saboreado con los cinco sentidos. Que no cambiarías nada del ahora, que es lo único que puedes cambiar. Que estás donde debes estar, haciendo lo que sientes que debes hacer. Que cada noche cuando te acuestas tienes mucho que agradecer. Y cada mañana cuando amaneces tienes siempre una razón para sonreír.

Desconocemos cuando partiremos de aquí. Estamos aún de viaje. El cuerpo que habitamos tan solo es un vehículo prestado que en cualquier momento lo tendremos que devolver. Asegúrate que lo has utilizado adecuadamente en tu beneficio, para tu bien mayor y el de todos los seres involucrados.

Feliz vida, feliz misión, feliz evolución.

 

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