Una vez que nos damos cuenta de que estamos viviendo acorde a nuestros pensamientos, debería bastarnos para ser mucho más conscientes de qué pensamos, cómo pensamos y qué atraemos, por tanto, a nuestra vida.
Hemos trascendido al momento evolutivo del amor, después del gran empujón del 11-11, ya no hace falta que pongamos empeño y nos esforcemos en tratar de vivir desde el amor, sino que eso directamente está integrándose en nuestro ADN, a través de los códigos solares, el filtro de todo es el amor, es nuestro corazón abierto de par en par, amor incondicional, amor auténtico y consciente. El amor, más allá del concepto simplista del amor romántico, es el gran termómetro, el gran filtro, la brújula, el medidor de los caminos que debemos tomar, según se sienta indicará el camino o no. Todo lo que resulta fácil, armonioso, claro, directo nos indicará que es el camino correcto, aquello que cueste un esfuerzo inmenso, o resulte complejo, cargado de sentimientos de culpa, dudas, angustia o dolor, nos indicará que ese camino no es el adecuado. Dependiendo de nuestro nivel de evolución esos códigos se percibirán con mayor o menor intensidad. Pero se percibirán, incluso si no queremos evolucionar, si nuestro libre albedrío ha decidido mantenernos sin mover ficha en nuestra supuesta seguridad, el corazón ha despertado, hay un antes y un después podrá permitirnos ser mucho más intuitivos, con un sentido de desapego material y hermandad alejado de todo egoísmo, en un estado de conexión con nosotros mismos y la fuente y por tanto, un estado de profunda paz.
Tratemos de focalizar toda la energía en generar pensamientos de amor, de felicidad, con finales bonitos, palabras cargadas de buenas intenciones, con ilusión por descubrir, con el perdón como opción de la otra mejilla, con la compasión como motor básico de cada acción que tomemos, con la amabilidad y la sonrisa como marca de identidad y con la alegría como único equipaje. Sin menospreciar al otro por la ropa que vista, por el barrio en donde viva, por el cargo que ocupe, por el dinero que muestre, por sus creencias, sexo o raza. Sin asumir con aires de superioridad, o egos mal entendidos, que lo que uno piensa es la verdad indiscutible y todos los demás viven en un error o en la ignorancia o lo que es aún peor, en la estupidez. Sin ofrecer una mano para acompañar, consolar, dar calor, levantar, salvar vidas, iluminar almas, conducir existencias.
Nos pasamos la vida tratando de controlar, manipular o dirigir que las cosas salgan tal y como nosotros hemos decidido que deben ser, y cuando perdemos ese control entramos en pánico. Sin darnos cuenta de que nunca hemos tenido control alguno, que siempre la vida va a seguir su propio rumbo, a veces sorprendente, a veces aparentemente monótona a veces divertida y otras ingrata, pero que somos responsables de cómo damos los pasos por ese rumbo y de la actitud con la que gestionamos cada piedra del camino. Nos pasamos también la vida poniendo etiquetas, enjuiciando, concluyendo, definiendo lo que vemos y a quienes vemos, con las gafas de nuestra experiencia y educación.
Dentro del pilar del amor, está la aceptación de la vida tal y como viene, tal y como es, sin juzgar, sino encajándolo desde la calma, desde el convencimiento de que es para nuestro bien, de que todo es perfecto venga como venga, que de ahí creceremos en mil y una dirección, con la sabiduría interior de ser conocedores de que todo lo que estamos viviendo forma parte de un plan que hemos diseñado nosotros mismos. Por ese motivo vivir con aceptación nos proporciona un estado de tranquilidad y serenidad sin precedentes.
Párate unos instantes, siéntate, y comienza a escucharte, a prestarte atención, a hurgar justo donde has ocultado basura bajo la alfombra, y comienza a revisar que hay ahí, porqué ha llegado ahí, y de que forma puedes reconocerlo, integrarlo y liberarte. Es tiempo de vivir desde el amor, pero el amor habita en nuestro interior y para acceder a él, no hay más camino que mirar hacia dentro. Dedícate un momento a ti, prémiate con tiempo para ti mismo, habrá merecido la pena. Aprende a escucharte. Permite expandir el amor, el torrente de sentimientos puros, intensos y transformadores, tu vida será una autopista de logros y tu un satisfecho y feliz conductor.
Eres lo que piensas, creas lo que piensas, vives como piensas. Si eres esclavo de tus pensamientos, al menos que estos sean los mejores que seas capaz de crear. Se consciente de tus pensamientos y cambiarás tu vida. Experiméntalo por ti mismo. Cambia el chip, tu chip, amando en todas las direcciones, sin limites, ni barreras. Ama y sé feliz, muy feliz, cada día un poquito más que el día anterior.
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