QUE BONITA LA VIDA

por | Nov 25, 2019 | Reflexión | 0 Comentarios

Y de repente te descubres guiñándole el ojo al aire, sin saber porqué, pero no puedes quitarte la sonrisa de la cara. Tu piel está iluminada, tus ojos brillan y tu estómago se ha olvidado de comer repleto como está de mariposas revoloteando en cada rincón.

Te sientes profundamente enamorada de la vida, llena de ilusión, de una fuerza sobrehumana; ves la belleza en todas partes y cuantos te cruzas te parecen los hombres más guapos que has visto en tu vida. Te das cuenta, casi por primera vez, que tu corazón está latiendo henchido de amor, de conexión, de sentirse parte de todo, experimentas el sabor de la felicidad.

Y sí, te descubres a ti misma tarareando la canción de Dani Martín, «Qué bonita es la vida». No solo es bonita, es tan sabia, tan perfecta, tan exacta, tan adecuada, tan rotundamente eficaz que nos permitiría dejarnos llevar por ella, sin control, sin miedos, sin dudas, únicamente fluir entre sus olas, mecidos, confiados y alegres. Porque incluso cuando creemos que estamos viviendo lo peor… pasa, todo pasa y nos deja la lección necesaria para seguir creciendo en nuestro proceso.

Cuantas veces nos hemos peleado con ella, tratando de conservar por pura rutina y miedo personas, acciones, actividades que nos limitaban, que no nos permitían desarrollarnos, ni ser nosotros, pero el miedo al cambio, el pánico a entrar en esa zona de incertidumbre nos paraliza y nos obliga a agarrarnos a lo que conocemos, aunque no sea ni bueno, ni saludable. Y cuando la vida nos agita, nos deja sin ello y descubrimos lo bien que nos ha sentado, es cuando volvemos a pensar qué bonita es la vida.

Es bonita la vida, no porque haya aparecido alguien que desde fuera hace que sea así, que nos pinta de rosa el horizonte y nos llena los oídos de romance. Sino porque te has reencontrado a ti misma o a ti mismo, has hecho el trabajo de bucear, de ir a buscarte atravesando el gran azul, transparente, cálido, adentrándote en la zona sin visibilidad, llena de fango, con frío, oscuridad y casi sin oxigeno en la botella.

Pero has seguido, con fuerza, sin detenerte, con el firme convencimiento de que una parte de ti estaba ahí escondida, creyéndose protegida y sin embargo tremendamente sola, encerrada y aislada. Cuando te has encontrado al fin y te has mirado cara a cara, las capas de tu corazón se han roto en mil pedazos y has subido a la superficie de inmediato, como una exhalación, absolutamente libre, siendo nuevamente tu.

Esperamos que las soluciones aparezcan externamente, como si un milagro se produjera, sin que nosotros seamos responsables, ni artífices de nuestros actos; nos gustaría sentarnos a esperar que ese trabajo de limpieza personal lo hagan otros y ese rescate vital también. Porque así tenemos la opción de culpar a alguien y seguir mirando hacia fuera.

Pero no, esto al parecer, no funciona así, se acabó vivir hacia fuera, comienza vivir desde dentro. Primero debemos hacer el trabajo de empoderamos, amándonos a nosotros mismos, con la valentía y la desnudez que eso supone, sacándonos del lodo sin morir en el intento y reconociendo nuestra valía «yo me amo»; después expandimos el corazón en todas las direcciones flotando ingrávidos desde la compasión, «yo soy amor»; luego fluimos permitiendo ser, soltando el control, aceptando la vida tal cual es «todo es amor» y a partir de ahí….

La magia se crea, se manifiesta y se expresa en cada célula de nuestra piel, en cada instante presente, en cada espacio que habitemos, en cada persona que nos rodea. Reconectamos con nosotros mismos y con esa fuente inagotable de poder, de sabiduría y sobre todo de consciencia.

Vive, como tu decidas, pero siendo realmente tu, no nos escondamos en prejuicios, en costumbres, en creencias limitantes, en lo que otros quieren, en miedos sostenidos y aceptados incluso, en delegación del poder personal, en mentiras que terminamos creyendo por repetición, en cobardía ante lo que no somos capaces de sostener, en actitudes de niños malcriados, rebeldes sin causa y profundamente inmaduros.

Vive desde tu autenticidad, desde tu esencia, desde la sencillez, desde el corazón, desde la honestidad, desde tu conexión con lo que eres realmente, desde tu propósito de vida.

Responsabilízate de ello. Ya no tenemos excusas a las que agarrarnos con desesperación. Ya no podemos obviar los “por qué” o los “para qué”. Hoy por hoy esconder la cabeza, cerrar los ojos y tapar los oídos ya no es una forma válida de vivir, no aquí, no ahora.

Qué bonita es la vida, pudiendo ser consciente de ser vivida desde tu realidad presente.  Qué efímera puede ser, qué breve es, que impermanente.

Vive, para eso has venido.

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Entradas recientes

Categorías

SUSCRÍBETE A NUESTRO BLOG

SÍGUENOS EN YOUTUBE

Pin It on Pinterest