Muchas veces nos preguntamos porqué las cosas no nos salen como queremos. Nos frustra no conseguir los sueños, los deseos, los objetivos e incluso si nos ponemos más frívolos, los caprichos.
¿Porqué no consigo nunca lo que quiero? Y como casi todo en la vida, pasa por mirar hacia adentro. Mirar hacia donde no queremos mirar y huimos permanentemente hacia delante. Mirar allí donde nace todo. Mirar en ese espacio donde nos reconectamos y nos reconocemos. Mirar donde nadie jamás podrá hacerlo, salvo nosotros. Por eso la respuesta está dentro. Puedes acceder tu mismo con la introspección, la meditación, el silencio, o puedes ser ayudado por un coach, un gurú, un acompañante del proceso, un psicólogo o un psicoanalista. Pero eres tu al fin y al cabo el que tiene que hacer un trabajo de valentía y honestidad, a todos podrás engañar, esquivar o mentir, exceptuando a ti mismo.
Lo primero que uno tiene que tener muy claro es qué es lo que quiero en la vida. Muchas veces sabemos lo que «no queremos», pero nos cuesta mucho tomar consciencia de «qué queremos realmente». Y ser coherente con ello. No podemos querer una cosa y hacer la contraria. Mente, palabra y acción deben ir de la mano. Si quiero ir por un camino, debo enfocarme a dirigir todos mis pensamientos, esfuerzos y energía para conseguir ese camino. Con pasión, determinación, enfoque constructivo y abierto a todas las posibilidades que lo enriquezcan. Dale aire a la mente cuadriculada.
¿Qué quieres? No lo que quieren los demás, no lo que se espera de ti, no lo que crees que debes hacer, sino qué quieres tu. Desde tu corazón, no desde tu mente analítica, ni desde tus sentimientos o emociones exaltadas. Tú. No te escondas en nada, ni en nadie, no busques excusas, no utilices a los demás para justificar tus miedos, ni tus inseguridades, ni mucho menos para culparlos de tu inmovilidad, de tu cobardía.
Hay veces que las cosas no salen como queremos porque ese no es nuestro camino y la vida es tan hábil que nos lleva por otros derroteros, como dice el Dalai Lama, «muchas veces no conseguir lo que uno quiere, puede ser un gran golpe de suerte». En ese momento no somos conscientes, pero con el paso del tiempo agradeces no haber conseguido aquello que perseguías que iba a ser poco afortunado para ti. Lo no ha de ser para nosotros, no será, por mucho que nos empeñemos en ello, así que suelta y fluye. Ya vendrá lo que tenga que venir.
Otras veces no conseguimos lo que queremos porque nosotros mismos nos estamos saboteando. Por que no creemos que seamos merecedores de ello, consciente o inconscientemente. Y esto es muy común, a casi todos nos afecta.
Aquellos mensajes con los que nos han educado desde pequeños hasta ahora, son los que nos quedan en el subconsciente, “no eres capaz”, “no sabes”, “lo haces mal”, “esto no es para ti”, “no puedes aspirar a más”, “es demasiado guapo o feo para ti”, “esa carrera es muy dura para ti”, “el dinero se consigue a través del sacrificio” y muchos más de este tipo. Todos ellos limitantes y profundamente dañinos.
Nadie puede acotarnos, ni decidir por nosotros, ni saber cual es nuestro camino, cuales son nuestras experiencias vitales, cuales son nuestros limites, solo nosotros mismos. Nada es imposible, si tienes la determinación de conseguirlo. Somos poco conscientes de las enormes fortalezas, dones y capacidades que tenemos, salvo en situaciones que nos ponen al limite y que nos demuestran la milagrosa pasta de la que estamos hechos. Porque lamentablemente nadie nos ha impregnado de esos mensajes positivos, sino con los contrarios.
Consecuencia de ello es que vivimos con miedo permanente a todo y todos, miedo a cambiar aunque sea para mejor, miedo a perder aunque lo que tengamos nos daña, miedo a ser felices porque la caída será más fuerte. Miedo que nos estresa y nos paraliza. Porque esa es la base de nuestra educación, el miedo. Porque esa es la forma de manipularnos en esta sociedad materialista.
Así que vamos a eliminar de nuestra mente, de nuestra parte consciente y de la subconsciente el miedo implantado, todos esos mensajes grabados, y comienza construir nuevos patrones, “soy capaz de todo lo que me propongo”, esa es la gran verdad, deja ya el «por mi culpa, por mi gran culpa» Y comienza a analizarte, a entrar en ti desde el amor, la admiración y el respeto y observa que te repites a ti mismo y como reaccionas cuando la ruleta de la vida te va ofreciendo diferentes experiencias.
La vida es mucho más corta de lo que creemos y todo está a nuestro alcance y disposición siempre y cuando seamos capaces de verlo primero y aceptarlo después. Hemos elegido esta vida, pero contamos con el libre albedrío para vivirla tal y como queramos. Así que tenemos dos opciones vivirla a través del miedo y quejarnos permanentemente de nuestra supuesta mala suerte o vivirla a través del amor y abrazar desde el corazón todo cuanto nos va sucediendo. Deja atrás conceptos como: el castigo, el sufrimiento, el sacrificio, el no merecimiento, la culpa, la intolerancia, el juicio, las etiquetas.
Elige como quieres vivir, pero una vez más, no olvides que el único responsable de tu vida eres tu. Y si vives consciente de ella, te darás cuenta de que es mucho más simple, más generosa e infinitamente más alegre y feliz.
Abre tu corazón, acepta, agradece y fluye, cambia lo que creas que debes cambiar, hay muchas herramientas de transformación, yoga, meditación, Nidra o la tuya propia aunque sea tumbarte en el sofá, permite que la felicidad se expanda a tu alrededor y cambie el mundo.
«Tú eres capaz de todo«.
0 comentarios