En todo momento estamos siendo bombardeados con todo tipo de ideas, patrones de comportamiento y creencias que no son nuestras pero que inconscientemente integramos en nuestros sistemas mental y emocional.
Todo el mundo, conocido o no, nos dice en qué debemos creer, cómo debemos comportarnos y sentirnos para ser una “buena” persona, es decir, para pertenecer al “clan”.
Desde pequeños nos acostumbramos a mirar fuera de nosotros mismos para que nos digan cómo debemos actuar, sentir y pensar para ser aceptados, amados. Es tal la necesidad de que nos amen que somos capaces de renunciar a nuestra propia esencia si eso nos asegura un mínimo de amor.
Pero esa renuncia sólo nos trae desequilibrio, tristeza, enfado, frustración.
Nos sentimos doblegados y sometidos a un sistema de valores que no resuena en nuestro interior. Pero creemos que si no lo acatamos nadie nos amará ni permanecerá a nuestro lado. Y la soledad asusta tanto….
Vivimos intentando cumplir con las expectativas que otros han depositado en nosotros.
Y así vamos renunciando a nuestros sueños, a formas de vivir más ligeras y libres, a formas de sentir más honestas, a formas de creer y expresarnos más sinceras y equilibradas. Todo en busca del ansiado amor, de la anhelada seguridad de pertenecer a un clan.
Hasta que un día la VIDA te sitúa en un momento de crisis en el que todo tu mundo o parte de él se derrumba, en el que las máscaras se caen dejándote desnuda, en el que aquello que creías cierto e inmutable desaparece bajo tus pies.
Y entonces sólo estás tú y tus recursos internos.
Y es en ese instante en el que te atreves a mirarte al espejo con sinceridad en el que descubres que dentro de ti hay un sinfín de colores, aromas y sonidos que son únicos e irrepetibles. Que esa chispa que late en tu interior es perfecta y está en permanente resonancia con el resto de la creación.
Y a partir de ese momento todo es posible.
Vinimos a esta experiencia terrenal a aportar esa melodía única que canta nuestro Ser para que uniéndola a las melodías de los demás Seres entonemos todos juntos una sinfonía universal.
No esperes a entrar en crisis. No es necesario aprender desde el esfuerzo o el dolor.
Atrévete a mirar en tu interior y permite que tu alma cante y baile como sólo ella sabe hacer.
Seamos juntos una orquesta universal!
0 comentarios